Sobre pasión y creatividad
Me siento con el corazón a mil, aún jadeando. Sincericidio es siempre un buen motivo para que tus pulsaciones suban, tu cuerpo se mueva y por un segundo olvides todas las cosas que tienes que hacer. Recuerdo la primera vez que escuché esta canción, el recorrido eléctrico del oído al estómago. Las ganas de saltar, gritarle al mundo.
Supongo que eso es la pasión. Cuando algo, sea lo que sea, despierta pasión en ti, es que ha podido traspasar todas las capas de tu mente y llegar al único lugar dónde la vida sucede realmente. La música, en cuanto a expresión creativa, es un vehículo increíble hacia ese punto, una autopista directa. Y es que la creatividad nace de ese impulso y al mismo tiempo lo replica. Es siempre un camino de vuelta. Tú creas porque antes has sentido. Creas porque algo te ha emocionado. Creas porque es inevitable para ti.
Darle espacio a esa creatividad no siempre es fácil. Vivimos rodeados de despiste, juegan a la confusión con nosotras y de repente es más importante mirar el instagram que bailar tu canción favorita. O si no más importante, más conveniente. Más fácil.
Conectar con nuestra pasión pasa inevitablemente por conectar con nuestra creatividad y conectar con nuestra creatividad es imposible si no conectamos con nosotras misma. Gracias a mi trabajo acompañando proyectos me he dado cuenta de que nada funciona sin un gesto de honestidad y de coherencia con lo que quieres pero también con lo que eres.
Al final, convertir tu vida en una vida que te guste vivir es el gran acto creativo. A menudo para hacerlo tienes que romper moldes, ideas establecidas, caminos preconcebidos y hasta te tienes que romper tú un poquito. Recordemos que sin romper la tierra, la semilla nunca podría salir a ver el sol.
Mientras respiro más tranquila en la silla y bebo un sorbo de agua, pienso en lo que me ha ayudado a mi a conectar con la creatividad y lo tengo claro:
Conocerme. Aún en proceso, claro. Siempre estará en proceso en cuanto a seres cambiantes que somos. Pero tener una base clara de tu manera de pensar y estar en el mundo me parece innegociable. Saber lo que sí y, sobretodo, lo que no. Entender tus límites y tus anhelos. Hablar con tus miedos.
Priorizar. Mi necesidad creativa ha pasado de ser algo que hacía solo cuando me apetecía a formar parte de mi día a día laboral, lo calendarizo, lo tengo en mi to-do task. Tiene un espacio en mi mente, en mi agenda e incluso en mi casa.
Terapia. Tener un lugar seguro dónde articular todo lo que me pasa me ha permitido ver cuánto de importante es para mí poder crear y compartir (volviendo a la idea del punto 1). A veces, decirlo en voz alta y que alguien te lo recuerde es esencial para no relegarlo a un segundo plano sin darte cuenta.
Escoger una vía. Aunque creo que la creatividad es infinita y que vivir es el gran acto creativo de la humanidad, también creo que focalizar tu creatividad en un canal puede servir para conocerla en profundidad, para entablar conversaciones con ella, para diluir límites mentales. E, inevitablemente, esa conexión hará que las demás formas creativas surjan de manera más natural, sin esfuerzo, casi como una consecuencia.
No compararte. Aunque es inevitable hacerlo, revisar constantemente si estás siendo fiel a ti misma o te estás comparando, exigiendo o maltratando, es importante. La creatividad puede ser intensa, pero aún así siempre va a ser amable contigo y con tu vida. No entiende de tiempos ni de prisas. Si les das espacio en tu vida ella se amoldará y se ablandará para encajar. Si en tu experiencia no lo sientes así, es probable que eso que sientes se trate de exigencia disfrazada de creatividad. Lo digo por experiencia.
Soltar la perfección. Muchas cosas de las que hacemos son un truño. Es así. Es parte del proceso. Perder el miedo a la imperfección, a la incomprensión y al ridículo no siempre es fácil pero siempre, sin excepción, vale la pena.
Y con esto os dejo amigas. La semana que viene no habrá post porque semana santa y porque descanso. Pero a la siguiente vuelvo y os cuento cosas, así entre nosotras, en esta lavandería digital. No dejéis nunca de crear, sea el formato que sea. Un texto, una tarta de chocolate, una habitación decorada con mimo, un proyecto laboral emocionante, un buen outfit, una canción o un cóctel. Sea lo que sea, seguid dándole espacio a vuestra pasión.
Os abrazo fuerte
Aïda